As our camp concluded in Las Cruces Sunday, March 24, I raced home to pack up for the next month in Ruidoso.
As I drove down the street toward my house, I kept thinking about the fight. I kept thinking about the game plan that I must execute April 20 at the Alamodome in San Antonio, Texas.
As my thoughts rushed past what another victory would mean to my family, my city and myself, I kept pulling myself back to reality. Every day in training becomes the same reality of not looking ahead but being focused on what is in front of you.
The hardest part of camp is being away from my fiancé and my children. I miss the way they make me laugh. I love making them laugh and miss playing with them. When I really begin to think about it, I miss the way they say, “Daddy.”
As a boxer, you become known as a warrior. A warrior is defined as “a person engaged in, experienced in or devoted to war.” My parents served in the military at Fort Bliss in El Paso. They served their country and they taught me what it means to be an American.
They taught me the discipline needed day in and day out to be successful. They ingrained in me the stories of the “Wounded Warriors” who have sacrificed so much for my family.
Boxing doesn’t compare to what our military accomplishes every day for our country. It upsets me that our veterans do not receive the respect they deserve. Many men and women have given their lives so I can have the opportunity to raise my family in a free country. I pray that I will always represent them well.
When I step into the ring, I do not step into the ring lightly. I will never give up in the ring. I will always dig deep inside to push past any pain or thoughts of quitting.
At this point of training camp, I am on edge. I am literally a mad man whose only focus is Saul “Canelo” Alvarez. I am obsessed with not just winning, but out-boxing, out-smarting and destroying him. I have to train to calm down.
Coming to Ruidoso is a really smart move. Just when I felt I was in the best shape my body could possibly be, we switched gears and have come to train in higher elevation. The higher altitude shocks your body to push harder than before. You come to the point when your lungs are burning against the mountain wind and you know that you are not ready for the battle in front of you.
I will be a creature of habit over the next few weeks. I will take no days off, mentally or physically. I must prepare for battle like a soldier. That is why I have “Soldier of God” tattooed on my arm. So I never forget the preparation.
I know that I will be prepared because my family taught me how to be a warrior. Now this warrior must prepare for war.
Austin Trout – la mentalidad de un guerrero
Tan pronto como nuestro campamento terminó sus actividades el domingo 24 en Las Cruces, corrí a mi casa a empacar para nuestro próximo mes en Ruidoso.
Mientras manejaba camino a mi casa, pensaba en la pelea. Pensaba en el plan de pelea que debo poner en práctica el próximo 20 de abril en el Alamodome en San Antonio, Texas.
Mis pensamientos volaban en dirección al significado que una nueva victoria tendría para mi familia, mi ciudad y para mi mismo, sin embargo, me obligaba a volver a la realidad. Cada día de entrenamiento se convierte en la misma realidad de no mirar adelante y enfocarse en lo que tienes delante.
La parte más dificil del campamento es estar lejos de mi prometida y mis hijos. Extraño la forma en que me hacen reir. Me encanta hacerlos reir y jugar con ellos. Cuando realmente comienzo a pensar en en eso, lo que más extraño es su forma de llamarme “papi”.
Cuando eres un boxeador la gente te conoce como un guerrero. La definición de guerrero es “persona dedicada, con experiencia en o entregado a la guerra”. Mis padres sirvieron en el servicio militar en el Fuerte Bliss en El Paso. Ellos sirvieron a su país y me enseñaron lo que siginifica ser un americano.
Me enseñaron la disciplina necesaria día tras día para conquistar el éxito. Ellos me inculcaron las historias de los “Guerreros Heridos” y lo que significa sacrificar muchas cosas por mi familia.
El boxeo no se compara con todo lo que nuestros ejércitos logran cada día para nuestro país. Me molesta que nuestros veteranos de guerra no reciban el respeto que se merecen. Muchos hombres y mujeres han dado sus vidas para que yo tenga la oportunidad de levantar a mi familia en un país libre. Ruego porque yo siempre pueda representarlos bien a ellos.
Cuando yo subo al ring, no lo hago a la ligera. Nunca me rendiré sobre el ring. Siempre urgaré en lo más profundo para recuperarmre de cualquier dolor o pensamientos derroteros.
En este punto del campo de entrenamiento, estoy al borde. Literalmente soy un hombre cuyo único objetivo es Saúl “Canelo” Álvarez. Estoy obsesionado no sólo con ganar, sino con boxearlo, ganarlo y destruirlo. Tengo que entrenar para calmarme.
Venir a Ruidoso fue un movmiento bien inteligente. Justo cuando yo pensaba que estaba en la mejor forma en que mi cuerpo puede estar, nos mudamos a un campamento en un lugar más elevado. Una mayor altitud presiona tu cuerpo y hace que te esfuerces mucho más que antes. Llegas a un punto en que los pulmones se están quemando contra el viento frio de la montaña y sabes que no estás listo para la batalla que tienes delante de ti.
Durante las próximas semanas, seré una criatura de hábitos. No tomaré días de descanso, bien sea mental o físicamente. Debo prepararme para la batalla como todo buen soldado. Es por ello que llevo tatuado en mi brazo “El Soldado de Dios”. Para nunca olvidar mi preparación.
Yo sabré cuando esté preparado porque mi familia me enseñó como ser un guerrero. Ahora este guerrero debe preparase para la guerra.