Hasta él mismo se auto definía como una persona tímida, que no le gustaba hablar con la prensa. Cuando se lo encontraba entre la gente como espectador, y uno pretendía poder hacerle una entrevista, ya se sabía que sería una tarea muy difícil poder sacar una completa continuidad de palabras. Sin embargo, el correr del tiempo, el aumento de la popularidad, hicieron de Marcos “El Chino” Maidana una estrella mayor exposición mediática que dio al público una nueva faceta del boxeador que a golpe de hierro y guapeza dejó huellas permanentes.
Cuando el “Chino” recuerda su infancia lo hace con orgullo, ya que para él fue feliz: el ex campeón mundial nació y creció en un pueblito que se llama Margarita, en la provincia de Santa Fe, Argentina. Allí vivió en un rancho, como él lo nombra, que durante el invierno dormía algunas veces sobre la ropa de su papá y se calentaba junto a sus hermanos con una salamandra (una estructura de hierro fundido la cual ayuda para mantener caliente los ambientes). En aquella zona rural salía para cazar pajaritos como uno de los juegos en horas de la niñez. Se crio en el campo con el respaldo de Olga Susana Martínez y Orlando Américo Maidana. Los padres se ocupaban de que nunca les faltara la comida a ninguno de los ocho hijos más allá de toda escasez. Esta es una de las razones que hacen del “Chino” una persona humilde y empática.
A los 15 años, mientras iba del campo al centro del pueblo, se enteró por casualidad que hacían boxeo. Tras salir de la escuela un día cualquiera Marcos decidió pasar a preguntar por las clases y enseguida se lanzó a la práctica de la mano del primer entrenador que lo formó: Ricardo Linari. Éste fue poco a poco descubriendo el potencial de aquel tímido chico, ya que durante los primeros tiempos no le dio suficiente atención pero eso fue hasta que lo vio pelear. El “Chino” hizo las primeras contiendas en Margarita y Villa Manetti dentro de la provincia santafesina y todas las ganó por nocaut o referí suspende combate (RSC) como se dice para los amateur. Entre quienes lo instruyeron en sus inicios también recuerda con cariño al árbitro, Ricardo Ferreiro, quien vislumbró el futuro provechoso que podría tener ese joven campesino que requería pulido.
Una tarde Ferreiro fue a buscarlo a su casa para poder llevárselo a entrenar con él, ya que Ricardo Linari se había ido y Marcos quedó entrenando solo. Doña Olga, la madre, enseguida dijo que sí a la propuesta con tal de que su hijo no estuviera en las calles y vagueando sin rumbo. Así fue como llegó, después de seis meses, a manos de Guillermo Serra quien lo entrenó hasta llegar al campo rentado. Luego con los años Maidana volvió a cambiar de entrenador.
Para el 2003 participó de un campeonato nacional donde salió campeón al derrotar a otra de las figuras del boxeo argentino, Lucas Mathysse por fallo dividido. Enseguida fue convocado para ser parte del seleccionado amateur donde logró cosechar medallas que lo impulsaron a intentar la clasificación a los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 donde quedó en el camino. Dio un cierre a su etapa como aficionado con un palmar de 84 combates exitosos y tan solo 4 derrotas.
No perdió el tiempo: mientras Atenas se desarrollaba, el “Chino” debutaba como boxeador profesional y pasó a derribar cuanto rival se le ponía delante con el acero que atesoraba en los puños. Obtuvo el primer cinturón de la mano de la Asociación Mundial de Boxeo, versión FEDELATIN, el 22 de diciembre de 2006 al derrotar por nocaut técnico en el tercer round al panameño Miguel Callist en categoría súper ligero. Después de aquel triunfo hizo siete peleas de las cuales solo una fue como local, el resto se presentó en Alemania y Paraná. El 7 de febrero de 2009 viajó en búsqueda de cumplir su propósito de coronarse como campeón del mundo pero quedó en el camino al perder por decisión dividida contra el ucraniano Andriy Kotelnik. Sin embargo, un nuevo chance llegaba pronto: en junio del mismo año, en el Staples Center de Los Ángeles, Marcos Rene Maidana quedó en la memoria mundial del boxeo tras dar una batalla fuertísima contra el norteamericano Victor Ortiz. Allí el “Chino” se alzó con el interinato súper ligero de la AMB.
El hambre de gloria que ha demostrado siempre Maidana sobre el ring lo convirtió en un ídolo internacional. Alcanzó los campeonatos mundialistas súper ligero en 2011 frente a Petr Petrov y luego el welter AMB en 2013 en Texas al destronar al bravío Adrien Broner, que gran sorpresa se llevó con el púgil argentino.
Siempre llevó consigo el deseo de progresar, crecer y poder darles un buen pasar económico a la familia a través del boxeo: no solo cumplió sino que lo superó. Marcos Maidana fue con su ambición al máximo cuando tuvo la doble oportunidad frente al mejor libra por libra contemporáneo, el mismísimo Floyd Mayweather jr. Mayo y septiembre de 2014 fueron las dos presentaciones que tuvieron para dejar en lo más alto la imagen del Chino que realizó un espectáculo de lujo frente a un Mayweather jr que subestimó la poderosa pegada del santafesino más bien reservado hasta entonces.
Todos conocen el después, ya que aquel boxeador reservado, de pocas palabras, de pronto tras retirarse de los cuadriláteros, empezó a tener una exposición aún más grande por el repentino aumento de peso seguido a su fugaz descenso y decisión de volver a pelear. Además, comenzó a mostrar una inusual extravagancia en su imagen a modo de emular a quien fuera el rival con el que dio cierre a su carrera pugilística, Floyd Mayweather jr.
La decisión de volver a pelear está declarada solo resta esperar la fecha y el lugar del show que planeó para el 18 de abril frente al ex campeón de Kick Boxing Jorge “Acero” Cali, por supuesto que no será ni en welter, ni súper welter y mucho menos en súper ligero. Lo cierto es que el “Chino” Maidana ya es parte del gran libro del noble arte.