Aun cuando sabíamos que venía enfermo, la noticia nos sorprendió. Quizás por esa extraña sensación que sentimos los humanos de que nuestros ídolos nunca van a morir. Recién experimentamos un sentimiento parecido con nuestro Presidente Gilberto Mendoza. Muhammad Alí había ingresado a un Centro Asistencial, en Scottdale, cerca de Phoenix, con problemas respiratorios. Lo primero que se nos ocurrió fue que le suministrarían oxígeno, alguna medicina vasodilatadora y, luego de estabilizarlo, lo enviarían a casa.
Pero el cruel Mal de Parkinson estaba, en verdad, detrás de todo esto. No era sólo una afección fácilmente superable. El deterioro físico del gran ex Campeón Mundial de los Pesados era, realmente, impresionante. Sin que muchos nos diéramos cuenta, su estado se fue agravando hasta llegar a un punto que el Hospital, pidió a los allegados de Alí que avisaran al resto de su entorno familiar para que, si podían, vinieran a verlo porque podrían ser sus últimos momentos. No queríamos creerlo, pero así fue.
Ahí vimos, en verdad, cuan grave estaba la situación. Sin dar mucho tiempo a asimilar la noticia, se supo casi a la media noche que el Gran Muhammad Alí había fallecido. “¿Será verdad? No puede ser”. Decía mucha gente que supo de las hazañas boxísticas y extra ring, del gran Campeón nacido en Lousville, Kentucky. La noticia recorrió el mundo a través de las redes sociales y encabezó los titulares de la prensa escrita y los noticieros matutinos de TV.
El mundo del boxeo y el Planeta en general está conmocionado. El hombre que llenó con su figura y su genio los últimos 50 años del Boxeo, finalmente se ha ido. A pesar de que el tiempo y la ausencia mitigan todo, muchos nos preguntamos, ¿Cómo podrá vivir el boxeo sin Muhammad Alí? Fue velado y enterrado en su natal Lousville donde creció y se hizo famoso por arrojar a un rio, la Medalla de Oro que ganó en los Juegos Olímpicos de Roma 60. El funeral estuvo planificado para hacerse en el KFC Yum Center de Lousville y fue oficiado por el Imán de California Said Shakir
Finalmente, el carro fúnebre trasladó el cuerpo del inolvidable Campeón al cementerio Cave Hill donde sería, o fue, enterrado con la presencia de sus familiares y la excepcional asistencia del ex Presidente Bill Clinton, el cómico Billy Crystal y el periodista Bryant Gumbel.
Después de la aparición de Tyson, Holyfield y Lewis, que fueron buenos Pesos Completos, no ha aparecido un Peleador de la máxima división que cause furor en la afición, como para ser comparados con el gran Alí. De todos modos, salga quien salga, la figura de Alí, siempre tendrá un nicho aparte en la consideración del aficionado al boxeo. El gran Alí, ya descansa en el Templo de los Inmortales del Pugilismo.
