El 15 de abril de 1985 en el legendario Ceasers Palace en Las Vegas, Nevada se enfrentaron por los títulos mediano de la AMB, CMB y la FIB, dos extraordinarias leyendas del boxeo, Marvin Hagler y Tommy Hearns en un evento llamado «La Guerra» en donde se recuerdan ocho extraordinarios minutos de intercambio de golpes junto a una gran entrega y emoción de ambos campeones mundiales, un espectáculo extraordinario que recordamos 30 años después.
Dos de los mejores y más grandes exponentes del boxeo mundial de todos los tiempos que hicieron de «La Guerra» una de las mejores peleas jamás vistas.
La pelea fue presentada como «La Guerra», por una rivalidad personal que se fue intensificando durante la gira promocional de 13 días y 21 ciudades.
Hagler había defendido con éxito 10 veces su corona mundial mediana conquistada en septiembre de 1980 y Hearns ya había conquistado las divisiones welter y súperwélter.
«Era un discutir y palabras sin sentido, sólo mucho espectáculo de promoción. Pero era algo que al final logra aburrirte y cansarte, que te molesta. Al final lo único que quería era golpearlo lo más fuerte en la cabeza», recuerda Hagler.
Hearns era el favorito pues tenia una gran victoria sobre el legendario campeón mundial panameño Roberto «Manos de piedra» Durán a quien había aniquilado con un sólo golpe. Mientras que Hagler había tenido una gran batalla para superar a Durán por estrecha decisión en 15 asaltos.
Aquellos tres minutos del primer asalto fueron una verdadera explosión de golpes entre ambos que dejaron a millones de televidentes sin moverse y sorprendidos por la intensidad de la pelea. Hagler sangraba mucho por la frente desde el final del primer asalto, pero poco a poco ganó la iniciativa de la pelea y golpeando a Hearns, que hasta hoy busca la respuesta de la resistencia de Hagler.
Hearns por momentos logró poner mal a Hagler pero de repente la sangre en el rostro de Hagler y una pasible suspensión de la pelea por la herida cambió las circunstancias logrando castigar a Hearns de forma explosiva hasta que Hearns quedó con una mirada perdida y su rostro de asombro y fue en ese momento que el referee Richard Steele detuvo el combate.
Aquella pelea fue espectacular era justo por lo que los fanáticos habían asistido a Las Vegas y millones estaban sentados frente al televisor.
Ninguno de los dos mostró reverencia ante el otro y ni siquiera un mínimo de miedo por intercambiar golpes o analizar estrategias round a round.
Irónicamente Hagler hace énfasis que aquella noche solo escuchó la voz de su madre presente en la pelea y ni siquiera prestó atención a indicaciones de su esquina.
Hagler reconoce que aquella noxhe ante Thomas Hearns fue el mejor momento de su carrera.
«Los dos nos entregamos enteros con nuestros corazones y sangre. Dimos todo lo mejor de cada uno», dijo Hagler.