Una de las primeras disputas de título regional de la World Boxing Association (WBA) en el mes de febrero fue para el peso súper ligero, Julián Smith. El peleador estadounidense noqueó al cubano Orestes Velázquez el pasado 2 de febrero para conquistar la faja Internacional del organismo pionero. 

Smith hizo una pelea dominant desde el primer asalto y la ventaja en las tarjetas al momento de terminar la pelea a la altura del noveno asalto (86-80, 85-81 y 85-81) es evidencia de eso. El nocaut técnico al final fue solo la guinda del pastel para el nativo de Illinois, que se presentó en el Hotel Caribe Royale, de Orlando, Florida. 

Smith, de 33 años, ha ido ganándose un nombre a base de trabajo y esfuerzo. Su condición de ser sordo-mudo ha hecho que se vuelva un caso particular dentro del boxeo, pero sus victorias recientes han sido las que lo han llevado hasta donde está.

Su historia dentro del boxeo también es curiosa ya que inició tarde (a los 20 años de edad)  y no tiene una formación desde niño como buena parte de los boxeadores profesionales. Sin embargo, ha demostrado que el talento acompañado del trabajo da frutos. 

Desde su debut en 2018 ha ido evolucionando dentro del ring, superando obstáculos y teniendo oposición cada vez más complicada. Su victoria contra Velázquez fue una muestra de ese progreso. 

Tanto en la vida como en el ring se ha encontrado con momentos difíciles. El fallecimiento de su hermano en 2012 lo hizo entrar al boxeo y una vez ahí ha tenido que recorrer un camino de adaptación en el que se ha repuesto de derrotas y ha seguido adelante. 

Smith ha levantado la bandera de su comunidad y es un referente dentro de la misma. Ahora pasa por su mejor momento y su victoria reciente lo pone en una gran posición de cara al futuro. 

Su victoria de inicio de mes lo puso con récord de 8 triunfos, 2 derrotas y 5 nocauts, mientras espera el siguiente reto en su creciente carrera.