Aquella distante fecha de hace 71 años, exactamente un 25 de junio, el termómetro marcaba 40 grados centígrados (104 Fahrenheit), la más caliente noche de Nueva York en aquel verano y posiblemente la más ardiente hasta hoy, desde entonces.
Alrededor del ring colocado en el centro del hoy desaparecido estadio Yankee Stadium del Bronx– “La casa que Ruth construyó” lo llamaban los aficionados al beisbol– unas 48 mil personas amantes del boxeo apíñadas en el recinto, aguardaban expectantes y serían luego testigos presenciales de uno de los combates más memorables, épico e inédito en la historia del deporte de los guantes: Ray “Sugar” Robinson, Walker Smith Jr. era su nombre de bautismo, el más grande peleador de la historia en opinión casi unánime de boxeadores, cronistas, analistas, reporteros y simples amantes de la disciplina, intentaría adueñarse de su tercera corona–de otras tantas divisiones-en poder del rudo y resistente Joey Maxim, rey del cinturón semicompleto, 175 libras o 79 kilos y fracción..
Robinson, de 31 años de edad, había marcado hegemonía en los pesos welter y mediano en una carrera emprendida doce años antes, en la que sumaba 132 victorias, apenas 2 reveses y dos empates (mientras que el campeón, dueño de un mortificante jab y duro como el acero, carecía de la habilidad técnica del retador), en el campo de paga después de ganar todas sus peleas aficionadas, 85 en total, 69 por KO y 40 en el primer asalto. Maxim, un año mayor, no mostraba una hoja tan brillante como él, por supuesto, si bien acumulaba una respetable cifra de 78 triunfos, 18 fracasos y 4 empatadas. Por el récord y contextura se pensaba que su peso natural podía ayudarle en su empeño de detener al invasor.
Tal presunción empezó a disiparse cuando Robinson llegaba, pegaba, se iba en movimientos laterales, una suerte de fantasma, sin dejar de golpear a un Maxim que lucía desconcertado, impotente, frente a un enemigo que no estaba nunca en el mismo sitio, que se regodeaba en el dominio con sus largos golpes en recto, en jabs, en uppers y que se iba lejos de los intentos del aturdido y atolondrado adversario. Entretanto, la temperatura, paulatinamente hacía su efecto de desgaste contra los tres hombres en el cuadrilátero, muy en especial sobre el legendario árbitro Ruby Goldstein, quien sudaba a mares, con la camisa empapada como si hubiera estado bajo una regadera.
Tanto fue así que mientras RR seguía ampliando su ventaja en las tarjetas de los jueces, Goldstein no pudo más: se fue a la lona como golpeado por un mazo y fue menester reemplazarlo con un réferi de emergencia, Ray Miller, en el round 10. Algo semejante nunca antes había sucedido en el boxeo y hasta donde se sabe nunca más se ha repetido.
Sin embargo, la temperatura, calurosa como la de un desierto, no afectó únicamente a Goldstein. Robinson, que no había parado de moverse frente a un pasivo y totalmente apabullado e indefenso Maxim, tampoco pudo resistir más. Trastabillando, seco, fundido, oyó el sonido de la campana en el round 13, dio tumbos hacia la esquina y se sentó semimuerto en la banqueta. No tuvo fuerzas para responder al tañido del gong que llamaba a los contrincantes al penúltimo tramo. Maxim, de tal modo, retenía la faja de una pelea que nunca había ganado en el ring en los 39 minutos transcurridos. Simbólicamente, dicho en sentido figurado, la mano alzada fue la del termómetro en aquella singular noche que no guarda similitud con ninguna otra pelea de la historia.
La frustración de aquel remoto 25 de junio apartó temporalmente del boxeo a Robinson. Retornó unos 3 años más tarde para otras 62 batallas de las que ganó 44 con 13 derrotas y 5 igualadas. Se fue definitivamente con registro de 175 ganadas, 109 por nocaut, 19 perdidas, solo 1 por KO, entre el debut el 11-9-49 y el 10-11-65, con el citado receso luego del revés ante Maxim.
Nacido en Alley, Georgia, el 3-5-21, murió el 12-3-89 en Curley City, California. En el ring ganó más de $4 millones, centenares en estos días. Fue distinguido como el mejor boxeador de la historia por la agencia de noticias AP y por ESPN y The Ring y es considerado el mejor libra por libra (con él nació tal denominación) de todos los tiempos.
Por su parte Maxim (Giuseppe Antonio Berardinelli, su nombre real), sumó 83 (22)-29 (1)-4. 8 no contests. Nacido el 28-3-1922, falleció el 2-6-2001.
Unas palabras finales para Robinson: Muhammad Ali dijo de él que “fue mi ídolo, mi maestro. Es el rey. El más grande de todos.” y Ray “Sugar” Leonard rechazó rotundamente que lo compararan con aquel:” Robinson ha sido el mejor de todos nosotros. Nadie como él”, replicó, enfático.