Hay quienes afirman que el boxeo es el deporte que más gloria le ha dado al pueblo mexicano y Leo Santa Cruz es una de las muchas muestras de ese legado.
El actual súper campeón AMB de las 130 libras y cuatro veces monarca en cuatro divisiones, con marca de 37 victorias, 19 nocauts y 1 derrota, siempre ha mencionado a México como su primer país, orgulloso de las raíces de sus padres.
Labrarse un camino en el boxeo no es sencillo y su huellas en este deporte hablan por sí solas. Fue su padre quien lo inició en este deporte a los ocho años. Subió al tinglado con poca experiencia, pero se atrevió a sacrificar la diversión de la niñez por largas jornadas de entrenamiento en el gimnasio.
Viene de orígenes humildes. José María Santacruz, su padre, sin mayor experiencia, decidió entrenarlo con la certeza que algún día su hijo llegaría a lograr algo.
La necesidad lo obligó a ir a los entrenamientos muchas veces a pie, ya que no tenía dinero para abordar un bus. Cargado de ilusiones, dejó su natal Michoacán, México, para ir a Estados Unidos, tierra donde debutó como profesional el 13 de octubre de 2006, cuando venció por nocaut en dos asaltos a Pedro Silva.
Pero mucho antes de su debut demostró que tenía madera para conseguir grandes cosas en el profesionalismo, en la rama aficionada ganó medalla de oro en el International Junior Olympic Tournament 2004-2005, Campeón en Juego Panamericanos Cadete 2005 y medalla de plata en campeonato nacional aficionado en 2006. En total, acumuló un récord de 148-7.
Tras su debut, empezó a cosechar muchos triunfos. Para el 2011 venció a Stephane Jamoye para obtener el Campeonato mundial juvenil peso gallo del CMB.
Conquistó su primera faja mundial a los 24 años, cuando le arrebató la corona FIB de las 118 libras a Vusi Malinga por decisión unánime, un 2 de junio del 2012. En ese mismo año realizó tres defensas exitosas, imponiendo su clase sobre Eric Morel, Víctor Zaleta y Alberto Guevara.
Aquel niño de ocho años logró, en agosto de 2013, conquistar su segunda división tras conquistar el campeonato mundial supergallo CMB ante Victor “El Vikingo” Terrazas, quien fue destruido en tres episodios. En menos de un año calendario, el orgullo del pueblo de Huetamo consiguió una hazaña soñada por cualquier pugilista.
Realizó cinco defensas entre 2013 y 2015. Entonces llegó aquel primer gran pleito contra Abner Mares, en una nueva categoría que suponía nuevos grandes retos: Las 126 libras. Ese combate, abarrotado de emociones y gritos de mexicanos exaltados en el Staples Center de Los Ángeles, fue para el ‘Terremoto’ por decisión mayoritaria y la consolidación de su nombre en los libros de historia del boxeo: Campeón mundial en tres categorías diferentes.
Fue esa noche en la que, además, se consagró con su primera diadema mundial de la AMB, misma que defendió exitosamente contra Kiko Martínez, pero que perdería, junto con su invicto, en el Barclays Center de Brooklyn contra el irlandés Carl Frampton, en un 2016 que no solamente sería difícil por esa derrota, sino también por un problema familiar.
Desde 2016, el Sr. José María, padre y entrenador del campeón, iniciaría una batalla campal contra un cáncer de mieloma espinal que lo mantenía postrado en una silla de ruedas. Sin embargo, eso no había dejado de ser impedimento para que permaneciera en la esquina de su hijo durante sus campamentos.
En diferentes oportunidades, el ‘Terremoto’ ha asegurado que el estado de salud de su padre es su principal fortaleza a la hora de boxear. Y sí que lo ha demostrado.
Su retorno al cuadrilátero fue para una revancha directa contra Frampton, quien vio caer su invicto de 23 victorias ante un ‘Terremoto’ infernal, en pelea celebrada en el MGM Grand de Las Vegas, y donde los jueces vieron ganador al mexicano: 114-114; 113-115 y 113-115.
Desde aquella noche del 2017 ha subido al ring en tres oportunidades: Noqueó a Chris Avalos, derrotó por puntos a Abner Mares en una revancha que consolidó, ante los ojos de muchos, a Santa Cruz como el mejor del mundo en su división. Hizo lo propio en 2019 contra Rafael Rivera y, en noviembre de ese mismo año, escribió su nombre con letras doradas en la lista de los tetracampeones mundiales, tras derrotar a Miguel Flores en combate que tenía en juego el super campeonato superpluma de la AMB, organismo más longevo en el boxeo rentado.