Sumido en la más lastimosa e insondable pobreza, aquejado de diversos males (diabetes, demencia senil por Alzheimer y con desnutrición), un 16 de agosto de 2019 el peleador cubano-mexicano José Ángel Nápoles, una leyenda del boxeo que fue más conocido como “Mantequilla”, libró su último combate y lo perdió con la muerte en Ciudad de México, finalmente víctima de un infarto a los 79 años de edad.
Quien fuera campeón mundial welter de la Asociación Mundial de Boxeo y del Consejo Mundial de Boxeo, ha sido catalogado como uno de los más grandes monarcas de las 147 libras y del boxeo en general, a tal punto que la revista The Ring lo ubicó hace 8 años en el puesto 32º entre los 100 mejores en el prolongado y añejo devenir de la disciplina.
Nápoles, nacido en Santiago de Cuba el 13/4/40, se nacionalizó mexicano poco después de dejar su isla natal en los inicios de los 60 a raíz de la prohibición del profesionalismo en 1959, por decreto de Fidel Castro. Se estrenó en su país contra Julio Rojas en agosto del 58 (ganó por KO1) y sufrió su primer revés ante Hilton Smith en su octava actuación. Cuando dejó su tierra de nacimiento el joven peleador sumaba 18 peleas con 17 victorias, una derrota a los puntos y 6 nocauts propinados. Ya despuntaba como prospecto en una promisoria generación de púgiles cubanos entre quienes figuraron Luis Manuel Rodríguez (fue campeón mundial mediano), Douglas Vaillant, Ángel Robinson García, Florentino Fernández, entre otros. Entre sus actuaciones en La Habana se contaron 2 ante el venezolano Tony Padrón, que fue campeón nacional pluma, para balance de un triunfo por DU y otro por descalificación en el quinto.
Viajó a México con palmarés de 17-1-0, como apuntamos, en la división ligera y el 21 de julio del 62, guiado por el periodista Cuco Conde, su paisano, debutó en la capital mexicana contra Enrique Camarena a quien liquidó en dos vueltas. Ya cotizado mundialmente en México y el Caribe entre los mejores livianos “Mantequilla” tejió una larga cadena de victorias, aunque perdió decisiones ante los mexicanos Tony Pérez y Alfredo “Canelo” Urbina y sucumbió por KO4 frente al estadounidense L.C.Morgan, de quien se desquitó en la revancha en dos rounds, su tercera satisfacción ante el mismo adversario, en 4 pleitos.
Su choque con Morocho
A Caracas vino 3 veces y peleó otras tantas en el Nuevo Circo, contratado por la empresa Oscariparra, cuyos propietarios –Oscar Ibarra y Jacinto Parra- encomendaron la gestión de traerlo a quien luego sería un famoso y recordado empresario, el zuliano Rafito Cedeño. En su primera actuación aquí se midió por al veterano L.C. Morgan (tenía casi 100 combates y Nápoles poco más de 30) y lo noqueó en el 7° el 30 /11/63. Luego chocarían otras tres veces. En su segunda salida en Caracas, el 22 de junio del ´64, confrontó a Carlos “Morocho” Hernández que tenía 34-3-3 y 17 K.O.). El del patio lo tumbó en el cuarto con una sólida derecha, pero Nápoles (con 34-3-0 y 18 K.O.) se levantó y noqueó de pie al criollo en el 7° con un incesante castigo a la cabeza, especialmente, y con combinaciones a los flancos. Con “Morocho” dando tumbos en el ring, recostado a las cuerdas, “Mantequilla” se lanzó al remate, pero el árbitro venezolano Críspulo Salazar se interpuso y detuvo la desigual pelea, el primer K.O. recibido por Hernández, quien perdió solo 5 por esa vía de 12 derrotas y 4 tablas en 76 refriegas de las que ganó 60, de ellas 44 por KO, más que cualquier otro púgil del patio.
Se dijo entonces que el visitante peleó los dos rounds restantes, luego de su caída, aun en tinieblas y sostenido solo por su gran calidad boxística. Inclusive se comentó que en el camerino “Mantequilla” no sabía si había ganado o perdido por nocaut. Han agregado que cuando los periodistas entraron al vestidor Nápoles le preguntaba a Conde “¿en qué round me noqueó?” y que su manejador lo mandó a callar con una muy cubana expresión: “¡No comas mierda: tú ganaste en siete!”.
Por supuesto, todo ello forma parte de lo anecdótico, quizás solo fruto de la imaginación local y es lo que aún recuerdan, y dan el rumor como una verdad, aquellos aficionados de esos remotos días cuando se encienden las discusiones y las tertulias del deporte de los puños. A continuación de ese pleito con el primer campeón mundial nacido en Venezuela, en su última salida en el coso de San Agustín, Nápoles fulminó en dos al italiano Giordano Campari el 25 de marzo del 65.
Un campeón duradero y Monzón en la vía
Consiguió su oportunidad titular el 18 de abril del 75 en el Fórum de Inglewood, California, contra el “gringo” Curtis Cokes, campeón AMB y CMB, y luego de una intensa batalla acabó con él en el round 13. Dos meses más tarde, en la revancha, lo batió de nuevo en 10. Siguió con defensas exitosas contra el duro y siempre peligroso excampeón Emile Griffith y frente al californiano Ernie López, pero Billy Backus (sobrino del mítico ex monarca welter y mediano Carmen Basilio) sorpresivamente le quitó ambas fajas en diciembre del 70 en 4 capítulos. Vino la revancha seis meses después y Nápoles apabulló a Backus en solo 8 rounds. Añadió triunfos en sucesión sobre Hedgemon Lewis, el inglés Ralph Charles (en 7), Adolph Pruitt (en 2), Ernie López (7), el galo Róger Menetrey (DU15), el canadiense Clide Gray (D15), Lewis de nuevo (en 9), el argentino Horacio Saldaño (KO3) y el azteca Armando Muñiz (2 veces por puntos) En total, 15 exposiciones, con 8 nocauts propinados.
En el medio de las defensas de los cetros de las 147 libras -en suelo estadounidense, en el Reino Unido, Francia y Canadá-, tuvo lugar en París (9/02/74) el enfrentamiento de Nápoles con el célebre rey mediano, el argentino Carlos Monzón, en un duelo que, paradójicamente, no obstante el resultado adverso, fue su refriega más divulgada y recordada por haberla protagonizado dos leyendas del cuadrilátero. El potente púgil de Santa Fe se alzó con el triunfo en siete asaltos, pero Nápoles, que daba ventajas en el peso como welter natural (147 libras o 66,678 kilos) nunca deslució contra un también natural mediano (160 libras, 72,570 kg). Más tarde en el camerino “Mantequilla” acusó a Monzón de haberle introducido el pulgar del guante en un ojo. Monzón, naturalmente, rechazó la denuncia.
El “Mantecas”, como también le llamaron cariñosamente los aficionados aztecas y la prensa de ese país, hizo 4 peleas más después de Monzón (las mencionadas de Lewis, Saldaño y las 2 con Muñiz) y el`6 de diciembre de 1975 expuso su faja del Consejo Mundial (había entregado voluntariamente la de la AMB), en la Plaza Monumental de Toros de Ciudad de México contra el británico John Stracey en la esquina opuesta. El venerable y cansado guerrero de 35 años con 17 de actividad constante, rindió las armas en 6 capítulos. No volvió a pelear nunca más. Atrás dejó una rutilante marca de 81 peleas ganadas, aunque algunas publicaciones dicen que venció en 77, 54 por KO y apenas 7 derrotas, solo 4 antes del límite, sin empates.
Entró al Salón de la Fama en 1984 y en 1990 al Salón Internacional de Canastota, Nueva York. En la más total pobreza pasó sus últimos días en Ciudad Juárez, Chihuahua, viviendo en una casa prestada por amigos. Muy deteriorado física y mentalmente, fue trasladado a Ciudad de México, donde rindió su última batalla, la de la vida, y la perdió, el 16 de agosto de 2019.
Se marchó ligero de equipaje, como dijo en un viejo poema el bardo andaluz Antonio Machado, tal como señalamos sin un céntimo en las alforjas después de haber ganado millares y millares de dólares entre las sogas, y de inquilino en sus días postreros. No obstante, millonario en gloria, como un grande entre los grandes que fue.
Vayan estas líneas en su memoria y tributo, a dos años de su viaje definitivo.