El preolímpico americano que se había pactado para el mes de marzo quedó truncado por la emergencia sanitaria mundial y con ello los sueños de llegar a la máxima cita del deporte quedaron pausados pero las ilusiones persisten, ya que solo se trata de un desplazamiento de las fechas.

Para febrero, desde la Asociación Mundial de Boxeo, se realizó un Campus de entrenamiento y apoyo del que participaron  once selecciones de América e incluso invitados europeos. Allí estuvo presente la formación argentina quienes serían los anfitriones del certamen clasificatorio a Tokio. Pasada la experiencia y los acontecimientos, hemos dialogado con la capitana del equipo amateur femenino, la púgil Lucía Pérez,  en pos de conocer las sensaciones y modos en los que se mantienen firmes en el camino durante la cuarentena:

Nos enteramos de la suspensión dos semanas antes del preolímpico a través de rumores que luego los confirmamos con el cuerpo técnico quienes nos informaron bien de la situación pero las medidas que hoy estamos viviendo en ese primer momento no estaban. En ese momento aún faltaban reuniones que terminaran de definir las cosas. Cuando me entero estaba con uno de los chicos del equipo y nos pusimos muy mal porque ya estábamos en la última parte de la preparación, ultimando detalles. Uno que se venía preparando hace tanto tiempo para ello y a solo dos semanas del momento tan esperado para todos, nos agarró como una desesperación porque no entendíamos bien qué pasaba. A la tarde nos reunimos con los entrenadores para nuestra sesión pactada y ahí pudimos hablar con ellos y ponernos al tanto de todo, pero sinceramente, al menos de mi parte, ya entrenamos sin ganas esa tarde porque nos preguntábamos tanto esfuerzo para qué.

Luego con el pasar de los días nos dimos cuenta que hay que seguir entrenando y que cuando llegue el momento vamos a estar en buenas condiciones, ya que para ese entonces estábamos entrenando todavía en el CENARD, hasta que nos informaron que se cerraba, que fue cuando realmente se nos vino todo abajo y caímos en la gravedad de la situación. Al mismo tiempo no terminábamos de comprender por qué si en Europa se estaba haciendo el clasificatorio, allá que la situación era mucho más grave que acá, por qué acá no. A los días ya se cancela ese campeonato europeo.

A partir del 20 de marzo comenzamos con la cuarentena obligatoria en Argentina y Fabricio Nieva (uno de los entrenadores de la selección argentina) nos comenzó a enviar todo lo que hace a la parte física para trabajar cada uno en sus casas. El tema pasaba  por tener que adaptar todo al espacio y los materiales que cada uno tenga en su casa porque no todos tenemos lo mismo. Por ejemplo algunos de los chicos tienen en sus casas la posibilidad de hacer escuela de combate como Milagros Herrera y Francisco Verón que tienen más miembros de la familia que pertenecen al boxeo por lo que pueden contar con esa posibilidad. Después estamos lo que estamos solos. Por suerte tengo una bolsa en mi casa pero también están los que no la tienen. Entonces todos los trabajos van siendo adaptados a las posibilidades de cada uno.

Con el tema de las redes sociales  por suerte estamos todos comunicados con mis compañeros y los veo a todos entrenando y de hecho con Milagros que es con quien más hablo, ya que ella ha sido la última incorporación al equipo femenino la contacto bastante a modo de apoyo para saber cómo va ella con los entrenamientos. La mayoría son chicos muy jovencitos que recién comienzan este camino entonces eso hace que estén con muchísimas ganas. En mi caso, si bien estoy con ganas, tuve un momento de bajón al enterarme que se suspendía y se corría todo un año. Hace seis años que soy parte de la selección y desde que terminó la clasificación los Juegos Olímpicos de Río 2016 que no clasifiqué, desde ese momento que estoy esperando esta nueva oportunidad. Así que fue un golpe muy duro para mi.

De todos modos nos mantenemos comunicados con los profes y compañeros a través de un grupo que tenemos donde planteamos dudas y nos pasan todos los ejercicios. Ahora desde las últimas dos semanas estamos realizando las clases con la plataforma zoom entre todos. Es un poco complicado pero está bueno porque se pueden ir corrigiendo cosas en el momento y ver que están tus compañeros del otro lado y los profes, te motiva más que estar entrenando solo.

Los primero días, cuando se dio a conocer que se corrían los Juegos Olímpicos para el próximo año, la verdad que no estuve entrenando porque realmente me puso muy triste. Me permití estar mal y no entrenar los primeros días pero había que levantarse y retomar. Hay que entrenar, soy atleta de alto rendimiento. Ahora ya estoy realizando dos turnos porque lo tengo bien metido en la cabeza: soy atleta de alto rendimiento y no puedo parar. Mis compañeros también, a a pesar de todo lo que está pasando, están con ganas y pienso que para los que se sumaron últimos al equipo les viene bárbaro que se hayan corrido las fechas porque tendrán más tiempo para seguir aprendiendo y madurando.

Como capitana pienso que es una gran oportunidad para todos este tiempo y ahora me alegra que todos puedan tener más tiempo para llegar mejor preparados los clasificatorios. Es muy linda la unión que logramos como equipo y realmente nos ayuda a sobrellevar estos tiempos.

Si bien lo especifico al boxeo como los sparring o la escuela de combate no la tenemos la mayoría, seguimos trabajando en lo importante de mantenernos en buen estado físico, no perder masa muscular y para cuando retomemos esto nos ayudará a no tener que empezar de cero porque parar ahora sería tirar todo el trabajo que veníamos haciendo. Hay que saber que nos tenemos que cuidar y preservar la salud que sin eso no tenemos nada. Todos tenemos ganas de salir, de competir, de viajar pero sin salud no lo podríamos hacer. Así que hay que cuidarnos y mantenernos enfocados, motivados para lo que se viene, ya que esto no es para siempre.

Ese ha sido el relato de la boxeadora Lucía Pérez desde Argentina, en base a su experiencia personal y en representación del equipo, sobre la experiencia que atraviesan los jóvenes que al presente han logrado establecerse con los entrenamientos cada uno en sus casas para continuar firmes en el camino que los llevará rumbo al sueño olímpico.