Aunque muchos tienen más años que yo conociendo al señor Gilberto Mendoza, me tomo el atrevimiento en estas líneas de presentárselo a quienes no han tenido el gusto de cruzar palabras con él, y conocerlo personalmente.
Cuando uno menciona su nombre, todos saben o por lo menos tienen la referencia acerca del Presidente de la Asociación Mundial de Boxeo, es su principal carta de presentación.
Pero aprovecho de decirles que no sólo ha sido un exitoso gerente y dirigente deportivo, sino que además, es ingeniero, con mucho liderazgo y un verbo fresco que lo hace agradable de escuchar, incluso cuando te regaña de una manera discreta, de esa que no te hacen sentir mal pero te sacuden o estremecen.
De cuerpo menudo, cabello blanco, lentes y un tono suave, vocabulario perfecto, sin mayores gesticulaciones o ademanes, escuchar al señor Mendoza refresca las ideas. Te cuenta anécdotas o te hace una solicitud con la misma ligereza con la cual te saluda. No tiene poses, o por lo menos es mi impresión, desde la primera vez que lo vi.
En este mundo y sociedad actual, las poses se han vuelto tan normales para muchos que conseguirse a alguien así, a pesar de su posición gerencial y profesional, refresca el alma.
Está cumpliendo 71 años, y sigue sin tomar descaso o respiro en su lucha de mejorar profesionalmente día a día, de convencerte en dar lo mejor de ti, de ser una influencia positiva y de ser un conciliador nato. Siempre impecablemente vestido y presentable, es leal y amigo, insiste en que todos los organismos sean aliados en el boxeo, cree en el trabajo en equipo y su lema “hagámoslo juntos”, para el bienestar en general.
Pero no todo en la vida del señor Mendoza ha sido estudios. También fue deportista. Cuenta que de muchacho jugó fútbol, e incluso dice que era bueno en la cancha en su Barquisimeto natal. También se puso los guantes y peleó en el aficionado.
Una de sus anécdotas más simpáticas la narra con una sonrisa en su rostro. Fue sparring del profesional Ramón Arias, “fue un round en el estadio de Barquisimeto, cuando se preparaba para enfrentar a Eder Jofre en su combate por el título gallo”. Recuerda Mendoza que: que: “Mi entrenador era ‘Bombero’ Torrealba, amigo de Hector Criollo y el coordinador de los guanteos era ‘Colorao’, quien controlaba la fiebre de todos los amateurs del momento que querían ayudar”. Asegura que al bajarse del ring se sentía importante, porque había ayudado al boxeador del momento. Sin saberlo de manera concreta, su vida estaba marcada por unos guantes, un ring, la campana y cientos de ideas para mejorar el desempeño en el deporte de sus pasiones, el boxeo.
Primeramente formó parte de la dirigencia deportiva en el Estado Aragua, luego comenzó a hacerse de un nombre en el ámbito internacional, y desde 1982 lleva las riendas de la AMB.
Sus mayores logros, sin duda alguna, la creación de su programa KO a las Drogas, que ahora pasó a ser una campaña mundial. Fue el impulsor de los organismos regionales y del crecimiento de los oficiales a través de los seminarios al igual que el personal médico de la AMB. También cuenta con cientos de méritos que lo hacen destacar en la parte gerencial.
Además, estoy segura que quien lo escucha hablar atentamente, aprende de él más de lo que imagina, recibe una dosis de entusiasmo y ganas de mejorar, ligadas con un poco de respeto al prójimo en procura de ser mejor.
En resumen, con él se aprende y por eso comparto su frase ¡Hagámoslo bien!…¡hagámoslo juntos!