Los relojes están ajustados y la cuenta regresiva intensifica las expectativas. Solo quedan 10 días para ver a la campeona de la Asociación Mundial de Boxeo Claressa Shields ante su máxima oponente Savannah Marshall. El condimento especial, para el 15 de octubre, es que hay un profundo deseo de revancha por su conocida historia amateur entre ambas. 

Los números de ambas brillan por si solos. Acumulan éxitos contundentes en una de las categorías históricamente más atractivas para el deporte de los puños. Pero, obviamente, hay diferencias entre ambas más allá de lo legible. Diferencias que podrían determinar el rumbo de las acciones en la lucha por tenerlo todo en las 160 libras. 

Shields trascendió fronteras desde su etapa como amateur. Todo el mundo sabía su nombre porque se había convertido en un fenómeno fuera de lo común entre las cuerdas para la rama femenina del boxeo. Sus actuaciones eran comentadas por cada púgil que compartía competencias internacionales con ella. No sólo ayudó la tecnología para hacerse conocer, sino ella misma al quedar grabada en cada retina que luego llevaba esos recuerdos para contarlos en sus lugares. 

Desde que comenzó a los 11 años con el boxeo, Claressa fijó la ruta a demostrar que sería la mejor, que podía hacerlo bien y tener éxito. Los abusos sexuales, su padre en la cárcel, una madre enferma por el alcohol y las calles, forjaron a una mujer hermética, con dificultades para confiar en las personas, pero paradójicamente, fue ello también lo que creó a una Claressa con la fuerza de un Tiranosaurio. 

Salir campeona de los Estados Unidos a los 16 años fue solo el inicio. Cosechó 63 victorias, múltiples campeonatos locales y mundiales hasta que llegó a las máximas citas del deporte; los Juegos Olímpicos. Hasta el presente, Shields es la única púgil femenina en ostentar dos medallas doradas olímpicas. En aquella etapa sólo tuvo un escollo, la única derrota de su carrera, que completan las 64 peleas que hizo en el amateurismo. Y esa mancha se la debe a Savannah Marshall. 

¿Y qué sucedió en aquel combate del Mundial de 2012 en Qinhuangdao, China?

Ese año en el que T-REX perdió su invicto, Marshall, apodada como la “Asesina Silenciosa” debido a su timidez, se convirtió en la primera medallista mundial británica. Y ambas fueron a los Juegos Olímpicos de Londres 2012 cuando se le abrieron las puertas a las mujeres. 

Pero ¿cómo es que Marshall venció a Shields en China? La joven británica tenía en el ring el boxeo necesario y ajustado al sistema de “un golpe, un punto” que se requería para ese momento en el amateurismo. Erguida, con su guardia en alto, dándole prioridad al uso de sus piernas para desplazarse continuamente, jabear para mantener lejos a su rival y conectar en velocidad cuando encontraba su oportunidad. De aquel modo lograba dejar a Shields con falta de precisión en su ataque frontal y agresivo que bien le sirvió para hacerle sentir su poder a Marshall en algunos pasajes de aquel combate. Solo fue eso, Marshall sacó buen provecho de su altura e hizo caminar continuamente a Shields para que falle. Sus golpes le sumaron los puntos que necesitaba y así se quedó con el premio.

Han pasado diez años y 5 meses desde aquel entonces. La técnica de Marshall ha cambiado en su paso al profesionalismo y es así como se mantiene con 12 contiendas inmaculadas con 10 nocauts. Ella tiene ahora un estilo perfilado y más arraigado al suelo, pero continúa sacando buen uso de sus piernas junto al jab para mantenerse lejos de sus rivales en pelea. 

Marshall tiene algo que Shields, GWOAT (Greatest Woman Of All Time) o T-REX, quiere para sumar a sus grandes logros otro histórico hito: ser campeona indiscutible de las 160 libras. Así es que lo que se podría llegar a esperar es que Shields continúe haciéndole honor a sus apodos y salga con los dientes afilados a cazar a su presa mientras ella trate de mantenerse lo más lejos posible. Quién sabe, quizá veamos un combate abierto al uno por uno en el centro del ring británico el 15 de octubre…