Hace un año el mundo del boxeo sufrió una sensible baja: Gilberto Mendoza, presiente emérito de la Asociación Mundial de Boxeo, falleció en Caracas, Venezuela al final de la tarde del 11 de marzo.

Sin duda, fue un duro golpe para el deporte de las narices chatas pues Mendoza fue un visionario que promovió grandes cambios en el boxeo y que, además, luchó por condiciones más justas para los atletas.

Mendoza, nacido el 30 de marzo de 1943 en Barquisimeto, estado Lara ubicado al occidente de Venezuela, obtuvo la presidencia de la Asociación Mundial de Boxeo el jueves 7 de octubre de 1982 en la convención realizada en Puerto Rico.

Sin embargo, el Presidente Emérito de la AMB ya tenía un camino andado dentro del organismo, en el cual había creado, antes de ocupar el cargo más alto, el manual de clasificaciones (usado en la actualidad y alabado en aquel momento por Bob Arum), manual de supervisión de peleas de campeonato mundial y modificó los reglamentos de la institución para que estuviesen acorde a aquella época.

Así ganó la elección del 82, gracias a su trabajo y a un gran discurso en el que nunca desmeritó  a su rival y se tomó el tiempo para saludar a los ex presidentes de la AMB. Desde ese momento, empezó un proceso de cambio en el cual la prioridad fue el boxeador.

Gracias a Mendoza los promotores respetaron aún más a los pugilistas y las ganancias de los atletas empezaron a subir. Además, en 1989 creó la campaña mundial “KO a las Drogas” que fue pionera en la lucha contra los estupefacientes y el antidoping. No podemos olvidar  que gracias a estos festivales, que en sus primeros tiempos abarcaron otros deportes además del boxeo, nacieron gladiadores de la talla de: Jorge Linares, Gennady Glolovkin, Marcos René Maidana y, más recientemente, Jezreel Corrales.

Tampoco podemos olvidar que Mendoza fue uno de los principales promotores de reducir los combates de 15 a 12 asaltos y de realizar la ceremonia de pesaje el día antes del careo.

Sin embargo, su trabajo no se limitó a los tinglados. Mendoza siempre luchó por los derechos de los más débiles. Eso lo llevo a emprender una fuerte batalla contra el Apartheid en 1986, cuando todos los organismos deportivos excluían a Sudáfrica de sus instituciones, el Presidente Emérito de la AMB buscaba mantenerla, pero para integrar personas de color a la comisión boxística del país y combatir el Apartheid desde la inclusión.

Lamentablemente esta idea no fue bien aceptada en aquella época y con una votación 30 a 18 en Reno, Nevada en la convención de la AMB de 1986 fue excluida la representación sudafricana dentro de la AMB.

Esto fue un duro golpe para Mendoza, quien siempre apostó a la resolución de los problemas desde la unión y  la integración. Así como lo hizo Nelson Mandela al llegar a la presidencia de su país. No obstante, esto no detuvo al señor Gilberto, quien construyó un gimnasio en Sudáfrica y logró mantener a los campeones mundiales sudafricanos con la condición de que defendieran sus cinturones en el extranjero.

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Mendoza fue dirigente boxístico, pero también un líder Scout. Cualquiera que fuese su ocupación se destacaba, porque hacia todo con la mayor pasión. Por esto en este ámbito ocupó cargos importantes como la presidencia del Consejo Consultivo Scout Nacionales (de Venezuela) y posteriormente Miembro Ejecutivo del Comité de Scout Interamericano.

No podemos pasar por alto su gran labor dentro de la empresa azucarera Central El Palmar, lugar que amó y en el cual también ocupó, entre otros cargos, el puesto de Director de Recursos Humanos y en su última etapa dentro de la compañía se mantuvo como asesor.

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El niño que fue “descubierto” jugando a la pelota, cuidando a un perro y estudiando aprovechó una beca de estudios, que rechazó a cambio de un trabajo, se graduó de Industriólogo en la Universidad Católica Andrés Bellos con post-grado en el área de Administración y Desarrollo Organizacional en la Universidad de Toledo, Ohio, Estados Unidos y una especialización en procesos de Planificación Formal en los Negocios, del Stanford Research Institute, Palo Alto, California.

Fue una vida rica, una vida bien vivida y aprovechada. Tanto que aún se le recuerda y agradece todo lo que hizo y, especialmente, todo lo que le dio al boxeo.