Oleksandr Usyk se convirtió en el campeón indiscutido de peso pesado después de una pelea dramática, posiblemente la mejor del año hasta ahora, en la que derrotó a Tyson Fury por decisión dividida durante la velada organizada por Riyadh Season, en esta ciudad de Arabia Saudita.
El súper campeón de la World Boxing Association (WBA), que también era dueño de las fajas IBF y la WBO, agregó a su colección el cinturón del WBC tras obtener tarjetas de 115-112, 113-114 y 114-113 después de 12 asaltos de acción y emoción.
El ucraniano inició el combate siempre yendo al frente y tratando de recortar distancia con un Fury mucho más alto y que se estuvo moviendo por el ring y aprovechando su alcance. Aunque los asaltos iniciales pudo ponerlos a su favor, se notaba la dificultad de Usyk para alcanzar al británico y cuando fueron avanzando los asaltos se notaba bastante incómodo.
Fury empezó a trabajar bien al cuerpo e hizo bastante daño con el upper al rostro de Usyk en varias ocasiones. Sin embargo, el peleador zurdo se mantuvo constante, insistiendo y siguiendo su plan de pelea.
Después del séptimo asalto empezó a crecer Usyk y estaba consiguiendo atrapar a Fury en las cuerdas en varios pasajes. El octavo round fue clave ya que conectó golpes que parecieron afectar mucho a Fury y su movilidad para después en el noveno lastimarlo realmente y conseguir un derribo que inclinó la balanza a su favor.
Desde ese momento, Usyk se mantuvo en dominio de la pelea, atacó con todo a Fury y se fue llevando los asaltos finales para quedarse con la victoria cerrada en las tarjetas en una pelea histórica.
Usyk se convirtió en el primer campeón indiscutido de la categoría en 25 años desde que Lennox Lewis lo hiciera. Su récord ahora es de 22 victorias, sin derrota y 14 nocauts, mientras que Fury perdió su invicto y ahora cuenta con 34 triunfos, 1 revés y 1 empate.