El peleador zurdo ucraniano Oleksandr Usyk, monarca indiscutido de todos los pesos ratificó su superioridad sobre el británico Tyson Fury con una segunda victoria sobre él, ahora de manera incuestionable con una triple puntuación de 116-112-comprensiblemente cuestionada por el perdedor y por sus representantes- el pasado sábado 21 en la lujosa Arena Kingdom de Riad (o Ryadh), capital de Arabia Saudita, ante una afición estimada entre 26 y 30 mil personas en un combarte en que el triunfador expuso sus fajas de la decana Asociación Mundial de Boxeo, Consejo Mundial y Organización Internacional.
La FIB, que también tenía a Usyk como campeón, ahora reconoce como campeón al londinense Daniel Dubois, noqueado en 9 rounds por Usyk el 26 de agosto del año pasado y quien hizo acto de presencia en Riad para pedir la revancha a su victimario, al concluir la pelea.
En cualquier caso los aficionados del mundo y los medios de comunicación, en su mayoría, consideran que el europeo de 36 años (cumple 37 el venidero 17 de enero) , con marca ahora de 23-0-0, 14 nocauts, es incuestionablemente el actual máximo exponente de la denominada división reina del deporte de los guantes y a no dudarlo el candidato número uno a ser designado Boxeador del Año 2024, en consideración a esa victoria (el 2° revés para Fury en 37 peleas, con 24 K0) y a la lograda el 18 de mayo pasado en igual escenario y frente al mismo contrincante.
A más de lo dicho, quien fuera campeón europeo, mundial y olímpico del peso crucero en el aficionado y también el primer rey sin discusión como profesional en el peso crucero–la categoría inferior a la del completo–reúne credenciales suficientes que le acreditan para ser considerado sin vacilación alguna el mejor boxeador de la historia de los nacidos en Ucrania.
UN TRIUNFO LOGRADO A PULSO
Usyk, de 1,91 de alto y quien subió al ring con 226 libras (102,5 kilos), medidas abrumadoramente inferiores a las de quien se hace llamar Rey de los Gitanos (Gipsy King), de 281 libras (127 kilos) y 2,06 de estatura, inició el encuentro del sábado con una cierta cautela, sin huir, pero tampoco de manera agresiva, aunque sí con habilidad frente a los ataques del rival.
Con alternativas, pero sin un claro dominio de una de las partes transcurrió el primer tercio del combate, que empezó entonces a ser paulatinamente dominado por el campeón defensor, en tanto que Fury comenzó a dar muestras de un preocupante agotamiento -para él y su esquina- lo que fue aprovechado por el ucraniano para llegar repetidamente con recios, dañinos y seguidos impactos al cuerpo y a la cabeza.
A unos tres o cuatro rounds para el final Fury se vio más recuperado e impetuoso y por momentos puso en dificultades al adversario. No obstante, Usyk tuvo el aplomo, la habilidad y la capacidad necesarias para responder a los ataques y así pudo oír el toque de la campana final con una ventaja sino amplia al menos si lo suficientemente clara, margen que se reflejó en las tarjetas de los jueces Gerardo Martínez (Puerto Rico), Patrick Morley (EE.UU.) e Ignacio Robles (Panamá), quienes coincidieron en números de 116-112. Nosotros la cerramos en nuestro cómputo personal, frente al televisor, en 115-113, también por el a la postre ganador.
Nada más que agregar, salvo ofrecerles otra nota para dentro de poco tiempo con una pormenorizada relación acerca de los únicos 13 boxeadores, dos mujeres en el grupo, de los que han sido llamados Campeones Indiscutidos en la era de los 3-4 cinturones, que son 7 estadounidenses (Jessica McCaskill entre ellos), un mexicano (”Canelo” Álvarez) , un japonés (Naoya Inoue) y 4 europeos, añadida a estos últimos la colombo-belga Cecilia Braekus, la bien bautizada Pimera Dama del Boxeo.
Falta, para concluir, tan solo adelantarnos en desearle a la afición boxística del mundo, y a todos, que hayan disfrutado de una muy feliz Nochebuena y que el 2025 venga colmado de la dicha que proporciona la buena salud, especialmente.