El venezolano Betulio González, uno de los pocos tri-campeones mundiales del peso mosca (112 libras), a nivel universal, está celebrando este 12 de agosto su épica batalla contra el fajador mexicano Gustavo “guty” Espadas, a quien venció por decisión de los jueces, destronándolo del cinturón avalado por la AMB., con lo que lograba la hazaña de pertenecer a esa élite, donde solo estaban los tailandeses Pone Kinpetch y Chartchai Chianoi. Anteriormente había sido titular, venciendo al filipino Erbito Salavarría en 1971 y al astro azteca Miguel Canto en 1973, ambos del CMB.
El zuliano, que tuvo una larga carrera como pugilista, peleó desde abril de 1968 hasta noviembre de 1988, cuando efectuó su último combate. En estos veinte años dentro del campo profesional, enfrentó a 92 rivales, obteniendo 77 victorias, con solo 12 derrotas y tres culminaron en empate. Fue un excelente noqueador, ya que 52 de sus oponentes terminaron fuera de combate. Además de ello, demostró gran calidad como estilista, lo que decía a las claras que era un gladiador completo.
LO ESPERA EL SALÓN DE LA FAMA INTERNACIONAL EN NEW YORK:
La brillante trayectoria del tres veces campeón del mundo, lo hacen un candidato indiscutible para ser entronado en el templo de los inmortales, ubicado en Canastota, New York. Solo es cuestión de que los expertos del boxeo que tienen a su cargo las tarjetas de votación, se detengan a estudiar quien fue Betulio González dentro del ring y su conducta intachable fuera de los ensogados, donde ha sido ejemplo a seguir, como buen ciudadano y padre de familia ejemplar.
Durante sus años combatiendo, el tri campeón venezolano enfrentó a los mejores de su categoría de los 50 kilogramos, entre ellos 25 mexicanos (ganó 22 y solo perdió 3); 6 japoneses (ganó 3, perdió 2 y empató una); contra filipinos ganó las cinco que rivalizó, dos de ellas por ko. También peleó contra siete argentinos, venciendo en cinco ocasiones, perdiendo una y un empate. Ante colombianos, combatió en once oportunidades, ganando 8, perdiendo 2 y empató una.
