El 2 de agosto de 1980 fue un día (noche) traumático para el boxeo latino y fecha de cambios en la AMB. Tres grandes monarcas, con más de 10 defensas, fueron noqueados en los Estados Unidos y despojados de sus coronas por tres retadores ambiciosos y fuertes pegadores. Pero la derrota más impresionante y más traumática de ese día fue la del mexicano Pipino Cuevas ante el “Hit Man” de Detroit, Thomas Hearns. Tan traumática que, incluso la prensa del país azteca, reseñó varios suicidios producto del resultado de este combate.
Pipino había conquistado la corona Welter el 17 de julio de 1976 en la Plaza de Toros Calafia de Mexicali noqueando sorpresivamente en dos asaltos al boricua Ángel “Cholo” Espada. El puertorriqueño llegó a esa corona al vencer al canadiense Clyde Gray luego que la AMB desconociera al gran “Mantequilla” Nápoles. Pipino efectuó 11 defensa, de las cuales ganó 10 por Ko, cinco en 2do round, una en 5to, una en el 6to, otra en el 10mo y otra en el 11avo. El único que le duró los 15 asaltos fue el norteamericano Randy Shields.
Hearns estaba invicto en 29 peleas de las cuales había ganado 27 por Ko. Entre sus víctimas aparecían nombres acreditados como Bruce Finch, el venezolano Pedro Rojas, Rudy Barro, Clyde Gray, Harold Weston, Mike Colbert, los ex campeones Mundiales Saensak Muansuring, Bruce Curry, Ángel Espada y el nicaragüense Eddie Gazo. Era un hombre con rivales acreditados, pero esto lucía poco ante la campaña de terror que había desarrollado Pipino como Campeón.
Pero en el ring las cosas lucieron diferentes desde el principio. Hearns se lanzó al ataque con toda confianza y poder, mientras que Pipino lucía intimidado, sin ambición y disminuido. El 1er round finalizó luego de tres minutos de dominio absoluto de Hearns, quien zarandeó de lo lindo al mexicano que estuvo cerca de perder por Nocaut. El mundo boxístico miraba atónito aquel espectáculo insólito e inesperado. Para el segundo la cosa continuó igual. Pipino no encontraba como resolver o detener aquel aguacero de golpes.
En el tercer minuto del round, Hearns apuntó a Pipino con su larga izquierda en el centro del ring. El Campeón no lucía bien. Estaba vacilante, tanto que inocentemente estiró él también, su izquierda dejando espacio para que entrara la derecha de Hearns. Un relámpago estalló en la mandíbula del mexicano que se estremeció electrocutado. Cuando iba rumbo a la lona, trató de enderezarse y quedó por fracciones de segundo como suspendido en el aire. Este balanceo de Pipino dio tiempo a que Hearns recompusiera su derecha y la pegara de nuevo, ahora en la sién izquierda de su rival quien se fue de bruces a la lona. Se paró sonámbulo, pero el entrenador Lupe Sánchez entró al ring en señal de rendición. El referee Stanley Christodoulou detuvo el combate.
Las carreras de los dos hombres tomaron rumbos diferentes y opuestos. Pipino nunca más volvió a ser el mismo y no pudo volver a disputar, siquiera, otro título Mundial. Hearns se disparó hacia la gloria conquistando cinco títulos más. Pese a sufrir algunas derrotas se convirtió en uno de los grandes de la década de los 80 e incluso, de la historia del boxeo. Hace 35 años, fue la “Noche Negra del Boxeo Latino”.