La voz del anunciador apenas se oía en aquella noche festiva del 10 de abril de 1965 en el estadio Nacional de Panamá. Ya la afición canalera estaba convencida que Panamá tenía un segundo Campeón Mundial de boxeo. Ya había un sucesor de Alfonzo Brown. La brillante exhibición del rapidísimo colonense Ismael Laguna no dejaba lugar a dudas. Y aunque la decisión de un juez sorprendió, la de los otros dos trajo la tranquilidad. El anunciador sentenció: el referee Jersey Joe Walcott 143-132; Ben Green 145-145 (la sorpresa) y Ramón Moynes 149-137. Todos a favor de Ismael Laguna.
El festejo era de locura. Sin duda una de las grandes noches del boxeo panameño. “El Tigre de Colón” había alcanzado la cima del mundo con apenas 21 años. Muchos sostienen que Laguna debió llegar invicto a esta confrontación con Ortiz, quien era reconocido como un gran Campeón Ligero y quien ya había reinado en los Welter Jr. Las dos derrotas que aparecían en el record del panameño eran discutibles y fuera de Panamá. Una, muy dolorosa que aún se recuerda, ante el zurdo mexicano Vicente Saldívar en Tijuana. Se consideraba una eliminatoria para retar al campeón Pluma, el cubano Ultiminio Ramos. Todavía hoy Laguna protesta aquella decisión.
La otra, antes de Tijuana, fue en la Plaza de Toros Santamaría de Bogotá ante el aguerrido barranquillero Antonio “Mochila” Herrera. La localía fue determinante en el hecho de que Laguna dejara su invicto allá en Bogotá. Pero meses después, en Panamá, tomó merecido desquite con un Kot en 6 asaltos. Cuando consiguió la oportunidad frente a Ortiz, Laguna había enfrentado ya peligrosos rivales como Robinson García, Rafiu King, Vicente Derado, Sebastiao Nascimento, Kid Anahuac, Percy Hayles.
Un triunfo a 10 asaltos por ko sobre el mexicano Raul Soriano en Panamá y un empate con sabor a triunfo en el Luna Park de Buenos Aires ante Nicolino Locche fueron su calentamiento para la revancha con Ortiz en el Hiram Bithorn de San Juan de Puerto Rico. El 13 de noviembre del mismo año 65 Ortiz recuperó la corona de los Ligeros ante sus paisanos. La decisión fue así: El referee Rocky
Marciano 148-143; José Soto 150-138 y Harry Boyd 145-143.
Tuvieron que pasar cinco años y un intento fallido en el Shea Stadium de Nueva York ante el propio Carlos Ortiz, para que Laguna encontrara nuevamente el chance de coronarse Campeón Ligero. Fue el 3 de marzo de 1970 en el Sport Arena de Los Ángeles cuando Laguna martilló el rostro del californiano Mando Ramos de tal forma que su apoderado Jack McCoy lanzó la toalla en vista del mal estado de los ojos de Ramos.
Laguna era nuevamente Campeón, aunque ya no era aquel chico extraordinario que venció a Ortiz en el 65. Una defensa en Panamá ante el futuro monarca Ishimatsu Susuki, le reportó a Laguna un triunfo por Kot en 13 asaltos. La segunda defensa fue el 26 de septiembre de 1970 en el estadio Hiram Bithorn de San Juan donde enfrentaba al escocés Ken Buchanan. En una pelea emocionante y muy pareja el hombre de la tierra del whisky le arrebató el título a Laguna en forma por demás sorpresiva porque mucha gente no se explica cómo un púgil de otro continente gana una corona mundial en América en forma tan cerrada. El árbitro fue el boricua Waldemar Schmidt.
Si bien Laguna no estaba en Panamá, pero también es cierto que con Puerto Rico hay mucho más afinidad que con Escocia. Eran comentarios de la época. Vino la revancha en el Madison Square Garden de Nueva York el 13 de septiembre de 1971. Laguna dominó cómodamente los primeros rounds, pero inexplicablemente, después del sexto round se detuvo y no atacó con decisión ni se movió con su habitual velocidad. Buchanan, un joven despierto y rápido reaccionó y dominó los rounds finales para llevarse la decisión unánime. Exámenes posteriores revelaron que Laguna sufrió un decaimiento físico en plena pelea, pero esto era un problema de la infancia. Luego de esto se retiró del boxeo. Es una gran figura del boxeo mundial. Ídolo de Panamá, donde nunca perdió, y uno de los grandes Ligeros de todos los tiempos.