Para contar esta historia hay que empezar por el final, el round 12 fue una muestra de hidalguía por parte de Fedor Chudinov y Felix Sturm, quienes dejaron el alma en los tres minutos más difíciles. Aquel asalto en el cual las piernas suelen fallar ambos gladiadores se mantuvieron en el centro del ring cambiando golpe por golpe. Entregando el alma que es la única forma que conocen los grandes para escribir la historia.
Historia que empezó a labrarse desde el ingreso al ring, cuando Jimmy Lennon anunció a Félix Sturm y el público se vino abajo como si sabían que algo especial estaría a punto de suceder. El cuatro veces campeón del mundo, hasta ese momento, salió con todo en el primer asalto, buscando siempre el intercambio franco. Sin embargo, Chudinov no quiso dar tregua en los rounds dos y tres golpeando en la zona media a su rival.
En el cuarto y quinto capítulo el alemán pareció recuperar la juventud de antaño, bloqueando y contragolpeando con un buen upper de izquierda y combinando con su derecha a la cabeza. Los últimos 10 segundos del cuarto round engalanaron la arena y fueron vitales para el local se impusiera en ese momento a la juventud de su rival.
Sin embargo luego del sexto asalto el alemán parecía verse un poco cansado y Chudinov aprovechó para irse encima. No obstante, Felix no dejaba de ir hacia adelante y quejarse constantemente de cabezazos que no pasaron a mayores. Pero la buena defensa de Sturm le permitió que saliera adelante.
Para los rounds de campeonato la inteligencia y valentía fueron la diferencia, Sturm y Chudinov no abandonaron en ningún momento el centro del ring, el alemán logró hacer la diferencia con buenos bloqueos, evitando el jab al estómago que implementaba su rival y contragolpeando con fuerza. Un cierre para la historia que lo hizo parecer el púgil de hace 10 años y que le dio su quinto título por decisión mayoritaria 114-114 y par de tarjetas 115-113.
No obstante, aquel último asalto, aquellos tres minutos que Sturm pareció haber guardado durante toda su carrera para este momento, para hacer historia, quedarán grabados en la memoria de los asistentes que presenciaron un combate cerrado. Pero lo más importantes es que ambos púgiles hicieron levantar de sus asientos a los aficionados haciéndolos rememorar.
