Francisco Gilberto Mendoza, presidente emérito de la Asociación Mundial de Boxeo, y quien estuvo al frente del organismo desde 1982 hasta el 2015 cuando por problemas de salud tuvo que dejar el cargo.
Mendoza inició sus pasos por el mundo del boxeo como púgil amateur en Barquisimeto, estado Lara, al occidente de Venezuela lugar donde nació el 30 de marzo de 1943.
No era el mejor gladiador, pero vivía grandes batallas en el gimnasio Pantera Negra. Además, hacía largas filas para tener una oportunidad de guantear con Ramoncito Arias, primer retador a una corona mundial nacido en Venezuela. «Para mí era un honor ponerme los guantes con Ramón, eran largas colas para tener la oportunidad de intercambiar con él», afirmaba.
En su época universitaria, estudios que realizó en la ciudad de Caracas capital de Venezuela, dejó por un rato el boxeo de forma activa. Sin embargo, años después, a mediados de los años 70, cuando se trasladó a Maracay, estado Aragua al norte de Venezuela, empezó a trabajar de la mano de Alberto Sarmiento como tesorero de la comisión de dicha localidad.
Sin embargo, Sarmiento, quien presidía el grupo de trabajo, tuvo que hacerse cargo de la comisión de Distrito Capital y Mendoza ascendió a la presidencia de la Comisión de Aragua en la cual se mantuvo desde 1977 hasta 1980.
Como presidente de la comisión sus responsabilidades eran mayores y trabajaba de forma activa en las reuniones de la Asociación Mundial de Boxeo de la cual empezó a formar parte del equipo de trabajo con el ascenso a la presidencia del venezolano Freddy Mandry Galíndez.
A partir de allí ocupó diferentes cargos y creó los reglamentos de la AMB, de supervisión de combates titulares y creó el sistema de clasificación que todavía rige el Mundo del boxeo «y que fue alabado por todos los promotores. Bob Arum decía: ‘a este señor hay que darle un reconocimiento’ claro cuando aplicábamos la fórmula basada en mis estudios como industriólogo todos los promotores se quejaban», decía entre risas.
Así fue su transitar los años previos a la presidencia. Hasta que el panameño Rodrigo Sánchez, ex presidente del organismo, se encontraba muy mal de salud y mandó a llamar a Mendoza y le propuso, palabras más palabras menos, que se postulará a la presidencia de la AMB.
Así arribó a la convención del año 1982 en Puerto Rico donde disputaría la presidencia de la AMB con el estadounidense Robert Lee a quien logró vencer en el acto de sufragio. No obstante, sólo dos de nueve comisiones venezolanas votaron por él.
A mediados de los 80 en la convención de Margarita, Isla ubicada al norte de Venezuela, creó el programa bandera de la AMB el KO a las Drogas con la firme intención de desarrollar el boxeo en las regiones. Así, surgió la campaña de lucha contra los estupefacientes dictando charlas en colegio, haciendo eventos deportivos no sólo ligados al boxeo y en el cual han participado grandes estrellas como «Tito» Trinidad, Óscar De La Hoya o Evander Holyfield.
Fueron 33 años de lucha al frente del organismo más longevo del boxeo en el cual vivió grandes presiones como tener que separar a la comisión de Sudáfrica durante el Apartheid o demandas por parte de Mike Tyson y su equipo, pues querían la revancha directa ante Buster Douglas luego de perder aquella polémica pelea.
Más de tres décadas en las cuales se mantuvo al frente con honestidad y cambio los periodos presidenciales de uno a dos y luego a cinco con la intención de que quien estuviera al mando pudiera desarrollar un buen programa de trabajo.
Durante su mandato no tuvo ningún tipo de discriminación con nadie, siempre se preocupó por la seguridad del boxeador y por darle las herramientas necesarias para que se preparara para su época de retiro.
Gilberto Mendoza se separó de su cargo en diciembre de 2015 por su delicado estado de salud, y su hijo, Gilberto Jesús Mendoza, siguió sus pasos como siente, producto de una elección unánime fue nombrado como máximo jerarca de la AMB.
Su legado es inmenso al igual que sus logros, porque Francisco Gilberto Mendoza enseñó con su ejemplo que la constancia y disciplina eran la mejor vía para lograr los objetivos, pero todo esto junto a un equipo, por eso su lema: «Vamos a hacerlo, podemos hacerlo, hagámoslo juntos».