El boxeo llegó a su vida como un chispazo, estaba en Australia limpiando botes como todos los días y de pronto la necesidad de subir al ring llegó a ella. Necesidad que probablemente estaba en su ADN esperando explotar y que tuvo el tino de escuchar su llamado.
Llamado que la llevó a buscar un gimnasio donde entrenar, ese recinto que le permitiera llevar a cabo su nueva meta de vida: ser campeona del mundo. Objetivo por el cual empezó a trabajar, formalmente para las estadísticas, el 22 de agosto de 2003 a cientos de kilometros de su natal Perú. En el Southport RSL Club de Queensland, Australia anunciaron el ingreso de Kina Malpartida una sudamericana cualquiera que debutaría ante Katrina Harding, quien después de caer por decisión unánime no volvió más a los ensogados.
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Pero ese fuego interno que la hizo subirse al ring no empezó en Oceanía exactamente, nació en Lima la capital de Perú al sur de América donde dio sus primero pasos y se acercó al deporte a través del Karate.
Pero un viernes de 1994 una noticia estremeció su vida: Oscar “Chino” Malpartida, su padre, murió tras sufrir un accidente tras lanzarse en paracaídas y las cosas cambiaron, ajustarse a vivir sin él no fue fácil. Kina tenía 14 años y los problema en colegio llegaron, comportarse era un tema difícil al sentirse sola y sin apoyo.
Dos años más tarde, cuando contaba 16, tuvo que pasar un tiempo en un reformatorio por problemas con las drogas, eran momentos difíciles e irse lejos de su país en busca de un nuevo comienzo era la mejor opción.
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Pasar de estudiante de Administración de Restaurantes y Catering en Australia a boxeadora no fue muy difícil. Sin embargo, ella sabía que le hacía falta algo, debía mejorar su táctica por eso decidió tomar un avión hasta Los Ángeles. “Si quería estar con los mejores tenía que entrenar con los mejores”, afirmó Malpartida.
En Los Ángeles tuvo que luchar con el machismo “incluso importantísimos entrenadores se reían en mi cara, porque no creían en mi”, dice la campeona que encontró en Mario “Yuka” Morales su principal apoyo y con quien empezó a aprender la técnica que ella sentía necesitaba depurar.
Contra los pronósticos ganó su primer combate en Estados Unidos en el año 2006, cuando derrotó a Lisa Martin. Sin embargo, era presa fácil de los promotores que querían utilizarla para que sus apoderadas ascendieran.
Un día, luego de dos derrotas a cuestas, le ofrecen, en el 2009, combatir con Maureen Shea por el título mundial superpluma de la Asociación Mundial de Boxeo y nuevamente se impone al favoritismo, pero esta vez por nocaut técnico. “Yo sabía que estaba ganando, pero yo había soñado días antes que debía noquear. No había otra posibilidad, así lo visualicé y así lo hice”, dijo Malpartida.
Ese momento cambió su vida, se hizo popular en su país y viajó hasta Perú para la primera defensa. El 20 de julio de 2009 sale al Coliseo Dibos Dammert “y no podía creer lo que pasaba, yo creía que soñaba porque estaba lleno y todos me aplaudían” y para un recibimiento espectacular hacia falta un final espectacular. Kina le regaló a su gente un nocaut técnico ante Halanna Dos Santos.
La Kinamanía se apoderó del Perú y en cada una de sus 5 defensas restante del campeonato de las 130 libras de la AMB el país sudamericano se paralizaba, el gobierno colocaba pantallas en las calles para ver las peleas.
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Ahora tiene tres años y cuatro meses retirada. Sin embargo, ha sabido buscar nuevas metas fuera de los tinglados. “Yo ahora estoy en ‘Esto es Guerra’ un programa de televisión en canal 4 de Perú y he descubierto que quiero bailar de forma profesional y me dedicaré a ello”, dice Malpartida.
No obstante, ella también desea seguir en el boxeo ejerciendo nuevos roles para seguir reivindicando el valor de la mujer en esta disciplina tan compleja, pero que tanto ama.