En la madrugada del 12 de agosto de 1982, en la carretera que va de Querétaro a San José Iturbide, Guanajuato, México, el Campeón Mundial Pluma, Salvador Sánchez se vio envuelto en una desgraciada confluencia de vehículos a gran velocidad y resulto muerto instantáneamente, luego que su Porshe 928 se incrustara debajo de la parte trasera de un camión. Su rostro chocó contra el volante y le golpeó una de las cejas, pero lo peor fue que el gran vehículo aplastó el techo de su auto deportivo y le causó una fatal herida en el cráneo.
Salvador ya llevaba 10 defensas de la corona Pluma del CMB, que había conquistado el 2 de febrero del 80, en Phoenix, Arizona, al noquear en el round 13 a Danny “Coloradito” López. Desde ese momento enfrentó a varios retadores muy calificados, incluyendo una revancha con el propio López, una pelea memorable con el boricua Wilfredo Gómez, duro combate con el californiano Rubén Castillo y una dramática pelea final ante el ghanés Azumah Nelson, que sería la última de su carrera. Fue el 21 de julio del 82, en el Madison Square Garden de Nueva York y el referee fue Tony Pérez.
Se anunciaba que Salvador le daría la revancha al boricua Juan Laporte el 15 de septiembre de ese año 82. Ya comenzaba su preparación con su entrenador Cristobal Rosas y su asistente “El Patilla”. Cuentan los biógrafos que el Campeón recibió, en su campo de entrenamiento, una llamada en la tarde del 11 y se mostró inquieto. Silenciosamente, se retiró, tomó las llaves del Porshe 928 y se marchó con la excusa de que iba a comprar unos implementos para mejorar sus equipos de sonido. Investigaciones posteriores revelan que Salvador anduvo por Querétaro donde visitó varios sitios de recreación y estuvo reunido con amigos hasta altas horas de la noche.
La madrugada mexicana amaneció con la infausta noticia. El Campeón Salvador Sánchez había muerto en un accidente. Su entrenador Cristobal Rosas, acudió a la morgue de la ciudad al día siguiente y con el rostro bañado en lágrimas, reconoció el cadáver. Las exequias en Santiago Tianguistenco, su pueblo natal, fue un acto multitudinario. Han pasado ya 35 años y es el caso que, a medida que el tiempo pasa, pareciera que la afición al boxeo aumenta su idolatría por el gran Campeón, Salvador Sánchez.
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