Harry Greb, en el bautizo Edward Henry Greb (Pittsburgh, Pennsylvania, 06 de junio1894- Atlantic City, New Jersey, 22 de octubre 1926), llamado “The Pittsburgh Windmill (“El Molino de Pittsburgh)” ya supondrán porqué, fue un excepcional peso mediano a quien los entendidos, esto es los viejos cronistas del deporte, colocaron siempre en las listas de los más célebres exponentes de la antigua actividad de los guantes y los golpes.
Una sola pelea bastaría para otorgarle un puesto relevante en la historia a quien está en el Salón de la Fama del Boxeo en Canastota desde 1990 aunque en realidad ingresó en 1954 al museo creado por Nat Fleischer, local ya desaparecido o sustituido por situado en New York.
Nos referimos al desafío efectuado en “La Gran Manzana” el 23 de mayo de 1922, en el cual Greb encaró a Gene Tunney, amo del peso semicompleto y quien 4 años más tarde derrocaría al “Asesino de Manassa”, Jack Dempsey, campeón de los pesados, a quien doblegó otra vez en la revancha en la histórica pelea llamada la “cuenta larga”, cuento este que ningún nexo tiene con la ejecutoria de Greb.
Tunney, quien subió con 174 libras, 12 más que el “Molino”, jamás había sido vencido en 53 compromisos mientras que el aspirante rebasaba los 200 pleitos y sufría ya de fallas en la visión, por un desprendimiento de la retina un año atrás. Presumiblemente (al menos es lo que se dicho y escrito) para equiparar sus desventajas físicas el retador apeló a recursos ilegales: en el primero, por caso, entre otras marrullerías repetidas en buena parte de las 15 rondas, le dio al campeón un cabezazo y le rompió el tabique nasal. Finalmente se impuso a los puntos en lo que significó la única frustración en la fabulosa carrera del exmarine (dejó el ring con 65-1-1 -47 nocauts), oficial del Ejército en la I Guerra Mundial, lector empedernido, amante de la música clásica, de una vasta cultura, en fin, y lo despojó del cinturón semipesado nacional de Estados Unidos.
En febrero del siguiente año, en NY de nuevo, Tunney (con 175 libras, 10 más que Greb), tomó venganza y recobró la faja en 15 vueltas. En marzo del ’25, Tunney (181 libras, con el rival en 167) volvió a imponerse sobre quien dijo después que había sido su más duro oponente y que no sabía cómo había podido terminar de pie en la primera confrontación.
El arrollador y rapidísimo púgil, que se movía en el ring incesantemente, con una valentía a toda prueba, dominó al grupo de los medianos entre 1923 y 1926. Ganó el título por decisión frente a Johnny Wilson (31/08/23) y lo defendió favorablemente, todas vía tarjetas, ante Bryan Downey (3/12/23, en 10), el propio Wilson (18/01/24, en 15)), Fay Kaiser (24/03/24, en 12), Ted Moore (26/06/24, en 15), Mickey Walker /02/07/25, en 15) y Tony Marullo (13/11/25, en 15). El 26/02/26, NY) otra luminaria de la época y también en el Salón, Thedore (Tiger) Flowers, primer negro campeón mundial de las 160 libras, lo frenó en 15 y se quedó con el trono. Flowers lo aventajó de nuevo el 19 de agosto de ese año en NY, caída que indujo a Greb a hacer mutis definitivamente.
En 13 años (1913 al 26) dejó detrás de sí no menos 290 combates- otras estadísticas le otorgan 305- con 46 nocauts, 64 a los puntos, 1 por foul, 3 tablas, 5 derrotas en las tarjetas y dos nocauts en contra. Otras 168 aparecen como de No Decisión o sin resultados oficiales, además de un no contest.
Casi ciego desde un lustro antes de su despedida del cuadrilátero falleció, todavía en plenitud, cuando contaba apenas 32 años, en Atlantic City, New Jersey, luego de ser operado de una lesión en el ojo dañado, el 22 de octubre de 1926. Sesenta y cinco (65) días después de su postrera escalada al encordado.
De Greb apuntó un añejo historiador estadounidense que “combinaba la velocidad de Robinson, la consistencia de James J. Jeffries, la vitalidad de Hank Armstrong y la asesina agresividad de Stanley Ketchel, además de tener una voluntad de triunfo sin igual en la historia”. Por su lado Jack Dempsey, quien reinó entre los completos entre 1919-26 dijo del “Molino de Pittsburgh” que era “el más rápido boxeador que he visto en mi vida, más rápido incluso que un ligero.”