Unas palabras para Rocky

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Unas palabras para Rocky
Unas palabras para Rocky. Foto: Cortesía

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Unas palabras para Rocky. Foto: Cortesía

No se trata del Rocky Balboa de ficción, el famoso film de 1976 escrito y protagonizado por Silvester Stallone que tiene 5 versiones. Estas palabras son para otro Rocky, el de la vida real, quien bien merece estas líneas apresuradamente escritas. Por supuesto que las merece, porque el de Rocky Marciano es un nombre inmortal para el boxeo, deporte al que todo lo dio y del que todo lo recibió. Inicialmente su sueño era hacerse pelotero de fama, un objetivo que trocó al estar de pronto en un gimnasio bajo la tutela de su manejador de toda la vida, Charley Goldman –quien diría de él que “es un muchacho torpe, pero pega como un animal”–siendo un adolescente de  Brockton, Massachusetts, nacido el primer día de septiembre de 1923.

Hoy, el nombre de aquel joven entonces anónimo está (también lo está Stallone) en el Salón de la Fama Internacional del Boxeo, en Canastota, Nueva York, desde hace 30 años como uno de los elegidos al templo de los inmortales del cuadrilátero en un nicho muy especial y muy visitado.

Hay un buen y triste motivo para esta nota. Hace 51 años, el 31 de agosto de 1969 en un vuelo de avión privado con otras dos personas a bordo, el piloto y un amigo, se apagó para siempre la vida de Rocco Francis Marchegiano, a quien el mundo del deporte y fuera de él conoció como Rocky Marciano, nombre de batalla que recibió por casualidad pues el anunciador de una de sus peleas no supo pronunciar bien su apellido de origen italiano. Y lo llamó Rocky Marciano.

Para el momento del accidente fatal ya había abandonado los ajetreos del ring, luego de noquear al mítico excampeón semicompleto Archie Moore, el 21 de septiembre de 1955. Antes de Moore, había batido (mejor abatido) a otros 48 rivales, 42 antes del límite. Solo media docena—Ted Lowry resistió 20 rounds, en dos pleitos- había podido terminar de pie frente a aquella letal máquina de destrucción que se pegaba a sus contendores como una sanguijuela, siempre en la corta distancia para compensar sus 179 centímetros de estatura y su alcance de 1,73, ambos por debajo del promedio  para la división de todos los pesos.

El récord de 49-0 lo hace el único monarca de los completos en la historia que jamás fue vencido, un palmarés que por si solo le otorga un lugar especialísimo en el deporte de los puños y los porrazos.

No es posible recopilar aquí una trayectoria de tanto brillo. Digamos unas pocas cosas más, apretadamente, entre ellas que luego de una rutilante campaña en el aficionado, primero de soldado en el  ejército y luego en la vida civil (llegó a ser campeón del torneo Guantes de Oro), el 17 de marzo de 1947 debutó profesionalmente contra Lee Epperson con el apelativo de Rocky Mack, para un triunfo en 3 de 4 rounds programados.

Hiló 14 nocauts seguidos hasta que Don Mogard terminó de pie en su pelea 17. Cuatro años después del debut el púgil de 28 años enfrentó a un desgastado Joe Louis, de 37, el 25/10/51 y lo aplastó en 8 vueltas. Louis era su ídolo y se ha dicho que Marciano lloró en el vestidor durante largo rato.

Con 35 KO a su favor el 23/9/52  fue por la corona de todos los pesos de la NBA (desde 1962 AMB o WBA) ante Jersey Joe Walcott. Fue una sangrienta riña, con ambos cortados en la cara, y que lo dejó en poder del cetro en el round 13°. Lo defendió contra el mismo JJW (KO1, 15/5/53), Roland La Starza (KOT11, 24/9/53), Ezzard Charles (2 veces, 17/6/54 y 17/9/54. Ganó en 15 y por KOT8), Don Cockell (KO9, 16/5/55) y Archie Moore (KO9). Poco  después dijo adiós.

En 1970 ya no estaba para la presentación en las pantallas de su pelea virtual, por computadora, contra Muhammad Ali. La máquina dio ganador a Marciano por nocaut en el 13°. En una más de sus muchas salidas chispeantes, Ali diría al hacerse público el resultado que “esa computadora era blanca. Naturalmente, tenía que ganar él”.

Un año antes, el 31 de agosto de 1969, la víspera de su cumpleaños 49°, tomó un pequeño avión privado para ir a DesMoines, Iowa, a dictar una charla como invitado especial. Rocky Marciano, el famoso y jamás vencido campeón del mundo de todos los pesos, nunca llegó a su destino.


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