Roger Gutiérrez llegó a Dallas con una promesa y cumplió. El peleador venezolano le prometió un título mundial a su fallecida madre y regresará a su natal Venezuela con el cinturón negro y oro de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) en el peso súper pluma después de derrotar a René Alvarado por decisión unánime, en el American Airlines Center.

Gutiérrez consiguió un valioso triunfo con tarjetas de 113-112 por parte de los tres jueces, en un combate en el que derribó en tres ocasiones a su rival (dos en el tercer round y una en el decimosegundo).

En 2018, el venezolano pasaba un mal momento deportivo, e incluso, llegó a publicar en sus redes sociales que se retiraba del deporte. La insistencia de su entorno y su familia lo hicieron enfocarse y seguir en la disciplina que ama para regresar y retomar el rumbo con varias victorias importantes, especialmente la de Eduardo “Rocky” Martínez en 2019.

Cuando su madre María Neida enfermó de cancer, eso sirvió como motivación para Roger. Le prometió convertirse en campeón del mundo y afrontó un camino largo hasta la oportunidad del sábado en la noche.

Cuando se confirmó que Gutiérrez se enfrentaría a Alvarado este año, el nativo de Maracaibo viajó desde Venezuela hasta Medellín, en Colombia, donde inició uno de los campos de entrenamiento más exigentes e importantes de su carrera. Todo marchaba bien y el de Venezuela se sentía mejor que nunca de cara al enfrentamiento.

Sin embargo, una noticia trágica llegó el pasado 29 de noviembre para remover el mundo del ahora monarca. En medio de la intensidad de su campamento y de su motivación personal, el balde de agua fría que significó el fallecimiento de su madre lo golpeó mucho más de lo que pudiese hacerlo cualquier impacto de un rival sobre el ring.

Roger, agobiado, debía tomar una decisión: asistir al funeral de su madre en Venezuela y olvidarse de su combate, o seguir adelante con la pelea y el título mundial que iba a disputar. Pero una promesa es una promesa, y por más dura que fue la decisión, “The Kid” decidió quedarse en su campamento para el enfrentamiento contra el nicaragüense.

Él lo sabía. Sería un combate duro. Ya Roger había perdido en 2017 contra Alvarado por retirada en ocho rounds y tenía que mejorar mucho. Pero estuvo a la altura de las circunstancias, demostró cuánto ha progresado en tres años y escribió una historia diferente con su triunfo.

Su pegada fue una amenaza y condicionó la pelea después de sus dos derribos en el tercer capítulo. Primero con un upper de derecha, después con una combinación de golpes, pero eso no fue suficiente para terminar con la pelea ya que Alvarado sobrevivió y se recuperó para atacar incesantemente en los siguientes asaltos a Gutiérrez, quien lucía cansado en la parte intermedia de la pelea.

Además del cansancio que le provocó su agresividad de los primeros asaltos, tuvo que lidiar con un corte en su ceja izquierda. Pero siempre se mantuvo de pie y cuando el físico no respondía, su corazón hablaba por él.

Un gancho de izquierda en el round final tocó la mandíbula de Alvarado y lo mandó de nuevo a la lona. En el equipo de Roger dicen que fue ayudado por su progenitora ya que fue un gancho importante, casi milagroso, que inclinó la balanza hacia su lado y lo convirtió en el nuevo campeón del mundo en las 130 libras para cumplir con la promesa que le hizo a su madre.

Las lágrimas de Gutiérrez en el ring después de que el anunciador lo proclamara como el nuevo monarca AMB reflejan todo el esfuerzo y las dificultades que sufrió, pero también la alegría de haber conseguido el sueño de su vida, y también el de su madre.

El peleador de 25 años de edad ganó su pelea número 25, mientras que tiene 3 derrotas, 1 empate y 21 nocauts. Alvarado, quien no entregó su cinturón de forma sencilla, dejó su récord en 32 triunfos, 9 derrotas y 20 nocauts.